BUENOS AIRES (NA) — Mientras en el PRO las tensiones entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta se exponen, la interna del Frente de Todos en la Ciudad de Buenos Aires se administra con mayor cautela y secretismo, y se evita dar pistas claras sobre la estrategia para las elecciones de este año, con la excusa de que en un tiempo tan turbulento como el que está viviendo, no queda tiempo para las especulaciones electorales banales.
Sin embargo, los tiempos de acortan y las conversaciones en tono electoral ya se están produciendo en la más estricta reserva.
El PJ Capital que conducen el camporista Mariano Recalde y la justicialista María Rosa Muiños es uno de los vectores clave en el armado, ya que definirá la política de alianzas, pero hay dos terminales donde se terminarán de tomar las decisiones sobre las candidaturas: la Casa Rosada y el Instituto Patria.
Desde diversos sectores del Frente de Todos alientan al ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, quien tuvo una más que aceptable performance en 2019 cuando obtuvo más del 35% de los votos, 15 puntos más del promedio histórico del kirchnerismo.
Su perfil moderado, no peronista y “anti grieta” encaja perfecto con la pretensión del Frente de Todos de ampliarse hacia el centro del electorado, recreando la experiencia progresista que en su momento se expresó en el ibarrismo, que gobernó la Ciudad entre el 2000 y el 2006.
El ex presidente de San Lorenzo está cómodo en el Ministerio, y si bien entiende que un pedido expreso del presidente Alberto Fernández sería difícil de declinar, dejó trascender que desde la gestión quedará mejor posicionado para competir por la jefatura de Gobierno porteño en 2023.
Con este horizonte, Lammens empezó a cimentar un armado propio de perfil progresista en la Ciudad, aprovechando la estructura de un partido existente y de largo recorrido, fundado en 1993 por Carlos “Chacho” Álvarez, entre otros dirigentes.
Hace pocas semanas, la Justicia Electoral aprobó la absorción del Frente Progresista y Popular de Aníbal Ibarra dentro del Frente Grande.
Ya existe un acuerdo político para que Lammens sea ungido en los próximos meses como presidente del Frente Grande, pese a no haber militado nunca dentro de este partido.
Si la opción de Lammens como primer candidato a diputado nacional no prospera porque no logran convencerlo, pisa fuerte la alternativa de impulsar al radical K Leandro Santoro, quien tiene adeptos en el cristinismo más duro.
Desde que Fernández ocupa el sillón de Rivadavia, el asesor presidencial y legislador porteño se convirtió en un líder de opinión política con fuerte presencia en los medios y un discurso firme que sintoniza con la frecuencia de La Cámpora.
Meses atrás, una encuesta lo perfiló como el opositor mejor posicionado para enfrentar al macrismo, ya sea en su versión “hard” o en su versión “light”.
A tres diputados nacionales se les vence el mandato a fin de año: Carlos Heller, Gabriela Cerruti y Gisela Marziotta.
La bancada liderada por Máximo Kirchner le confirió al titular del Banco Credicoop una responsabilidad muy grande al cederle la presidencia de la comisión de Presupuesto y Hacienda, y no defraudó.
Fue artífice del impuesto a las Grandes Fortunas, y coordinó con eficacia debates como el que consagró mejoras al impuesto a las Ganancias de trabajadores.
El trabajo de Heller es valorado por sus pares y en ese sentido podría volver a tener un lugar en la lista de candidatos a diputados nacionales.
En cambio, Cerruti avisó que no buscará otro mandato en el Congreso y se dedicará a administrar un centro cultural y restaurante en Palermo, entre otras actividades.
A Gisela Marziotta la impulsa el dirigente del SUTERH Víctor Santa María, y hay otros nombres en danza para ocupar lugares en la lista como el director del Banco Nación Matías Tombolini (quien abandonó la avenida del medio) y la mencionada Muiños, en representación del NEP del asesor presidencial Juan Manuel Olmos.