“Aceptar que la pandemia llegó hace un año y medio y se desconoce cuándo se ira o si, en realidad, será parte de nuestras vidas. Esa es la cuestión.
Esa cuestión es la que nos lleva a convivir con un contexto que nos obliga a adaptarnos y a repensar ciertos cambios necesarios para seguir adelante. Porque hay cuestiones que no pueden seguir esperando a que “vuelva la normalidad” y la educación claro está que no puede seguir esperando. El futuro de nuestros niños, niñas y adolescentes no puede postergarse.
Es necesario que se generen los consensos y acuerdos que garanticen una educación de calidad en el marco de la excepcionalidad de la pandemia.
La evidencia ha mostrado que la presencialidad no ha aumentado los contagios del coronavirus. El aula no es un ámbito de propagación del virus si se cumplen los protocolos sanitarios aprobados para la aplicación de los mismos en establecimientos educativos.
En relación a los datos relevados a nivel nacional sobre la población de estudiantes y de docentes y no docentes que asisten de manera presencial, los porcentajes de contagio varían del 0,16 al 1,03 por ciento respectivamente.
En este sentido, también es dable destacar otro factor a considerar: la vacunación en personal docente. Si bien lo ideal sería que la totalidad de docentes estén vacunados con doble dosis y no es la realidad, si es cierto que se ha avanzado.
A su vez, y lamentablemente, seguimos sin números oficiales sobre deserción escolar pero las encuestas y relevamientos realizados desde el año pasado nos dan como indicio que estaríamos ante un dato alarmante: la evidencia de que más de un millón de chicos perdieron contacto con la escuela.
Por lo expuesto, nos vemos ante la imperiosa necesidad de priorizar lo importante. Y sin dudas, de las cosas más importantes que hay para una persona es recibir educación. La educación es un derecho y como tal debe ser prioridad en la agenda nacional.
Los protocolos deben revisarse, actualizarse para que haya más presencialidad en las escuelas. Muestra de ello es la decisión, por ejemplo, de la Ciudad de Buenos Aires, que en estos días anunció que la primera actividad en recuperar su habitualidad es la educación y por esto en las próximas semanas, luego del receso invernal la presencialidad será obligatoria y plena.
También celebro la decisión unánime del día de hoy en el Consejo Federal de Educación respecto a la aprobación de contenidos. A diferencia de lo que sucedió en 2020, cuando no hubo repitencia, los alumnos ahora deberán aprobar al menos un 70% de los contenidos para pasar de grado o año.
Por ello, la presencialidad debe ser la prioridad y nuestros esfuerzos deben estar focalizados en recuperar saberes prioritarios en los distintos niveles y modalidades.
La pandemia puso a la educación en boca de toda la sociedad.
Pasó de ser algo intangible a algo tangible para todos. Hoy no hay discusión sobre ello, la educación es esencial, el derecho que jamás puede descuidarse y por el que todos, sin importar bandera y partido político debemos velar ya que es la única salida para un país con oportunidades”.