Esta semana nos ha dejado como resultado la peor de las imágenes: la de un país que no funciona.
Acampes piqueteros en la avenida más importante del país, los primeros indicios de faltantes de gasoil, cortes de autopistas por vecinos que estuvieron sin luz durante días a causa del robo de cables y hasta el Presidente de la Nación explicando que a la Argentina se la debe reconocer en el mundo como “acreedora de oxígeno”.
El país transita por una peligrosa cornisa. Un sector privado agobiado, un crecimiento económico que no llega y una inflación que está pulverizando el bolsillo de los argentinos parecen no ser suficientes razones para hacer reaccionar a un gobierno que ha perdido el más mínimo sentido común.
Incluso ante tanta sensibilidad social por la decadencia económica y social que se percibe con más fuerza cada día, el gobierno propone regular las redes sociales. Todo parece ser parte de un absoluto delirio.
Entre medio de tanta insensatez conocimos el índice de pobreza correspondiente al segundo semestre de 2021 con datos por demás desoladores: 37,3% de pobreza y 8,2% de indigencia.
En número esto se traduce en 18.000.000 de personas pobres y en 4 millones de personas que no logran llevar un plato de comida a sus mesas todos los días.
Incluso cuando uno se focaliza en el desgastado Conurbano, los datos son bastante más desoladores: la pobreza alcanzó el 42,7% y la indigencia el 10,5%.
En el Gran Buenos Aires 1 de cada 10 bonaerenses no logran alimentarse como corresponde.
Sin dudas, los argentinos nos acostumbramos a estos índices de pobreza que se repiten desde hace años.
Incluso la merma marginal que hubo en la cantidad de pobres está explicada por aquél plan “Platita” que operó en virtud de las últimas elecciones donde el descalabro en materia monetaria ha sido tan fenomenal que nadie sabe bien las consecuencias finales que tendrá en materia inflacionaria.
Debido a que la pobreza se mide de acuerdo a los ingresos y éstos han acelerado su deterioro durante el primer trimestre de 2022 debido a la escalada inflacionaria, por desgracia el dato de cantidad de pobres ha quedado viejo.
Seguramente el dato más trágico del informe que publica el Indec semestralmente sea el índice de pobreza infantil.
En esta oportunidad, nuevamente los chicos fueron los más perjudicados: el 51,4% de los niños de entre 0 y 14 años son pobres en la República Argentina.
Existen entonces en el país más chicos pobres que no pobres, todo un dato que debe hacer reaccionar a una sociedad que parece no estar toda convencida aún que el camino de Argentina es hacia la absoluta miseria.
Mientras no entendamos que el plan social solo colabora con el negocio político y que es el combustible ideal para la máquina de hacer pobres en la que han transformado a la Argentina, encontraremos en nuestro futuro únicamente a la decadencia.
Hasta que no transformemos al país en un lugar amigable para las inversiones, el empleo y el trabajo, la pobreza seguirá siendo parte de nuestra realidad.
*Análisis por Manuel Adorni – Economista, conductor y columnista en Radio Rivadavia.