BUENOS AIRES (NA). — La Huérfana fue una producción creada por Jaume Collet-Serra, producida por Leonardo DiCaprio y protagonizada por Fuhrman y Vera Farmiga, la cual causó la impresión del público cinéfilo por el giro argumental que dio su trama. La historia se centra Esther, una niña de ocho años que es adoptada por un matrimonio; pero con el pasar del tiempo descubren que la pequeña en realidad tiene 33 años, una enfermedad llamada hipopituitarismo y trastornos mentales.
Pero la historia real es más oscura que la que se contó en la cinta. Y la protagonista no es Esther, sino Barbora Skrlová. La joven nacida en República Checa cuenta con la misma enfermedad que la del personaje, por lo que podía lucir como una niña de 13 años. Es por eso que decidió utilizar su condición como un método de engaño a las familias que la adoptaban y así fue como cayó en manos de Klara y Katherina Mauerová, dos hermanas en busca de hacer feliz a una niña sin hogar que nunca creyeron que en realidad iban a entrar en una pesadilla.
Las hermanas sufrían de esquizofrenia, aunque intentaban llevar una vida normal. Klara recientemente se había separado y tenía dos hijos: uno de ocho y otro de diez años; mientras que Katherina vivía con ella y la ayudaba con la crianza de los niños.
Un día se encontraron con intenciones de agrandar la familia y allí fue cuando conocieron a Barbora, una pequeña que le había asegurado que se había escapado de un centro de menores porque la maltrataban y que no tenía dónde ir. Estas crudas declaraciones habían pegado de lleno en el corazón de Klara, quien decidió llevársela a su casa.
A partir de allí, las cosas cambiaron. La nueva integrante sentía celos por la atención que recibían los pequeños, por lo que se las había ingeniado para hacer cosas a propósito y culparlos por ello. Además, logró convencer a las hermanas de unirse a una secta religiosa a la que pertenecía: bajo el nombre “El Movimiento Grial”, esta organización estaba liderada por El Doctor, un hombre que se comunicaba con sus fieles por mensaje de texto y apoyaba el canibalismo, el incesto y la promiscuidad sexual.
Era fácil para Barbora manipularlas por las condiciones mentales que sufrían sus cuidadoras. Las mismas afirmaban sufrir alucinaciones como las de Juana de Arco y confesaban que estaban a la espera de una “misión divina”. Además, Klara había mandado a construir una jaula de hierro para dejar a sus hijos encerrados, desnudos, en el sótano; fue allí donde las hermanas abusaban de ellos y los torturaban, dejándolos sin comida y sin limpiarles el lugar.
Skrlová estaba obsesionada con la historia de Hansel y Gretel, por lo que logró convencerlas de que engorden a los niños (que en ese entonces se encontraban en un estado deplorable, a punto de morir de hambre) para luego comerlos. No contenta con ello, Barbora compró un equipo de vigilancia para recién nacidos y lo instaló para ver qué hacían los pequeños mientras no estaban en el lugar.
Este aparato fue de vital importancia para los niños, ya que uno de sus vecinos había comprado el mismo artefacto para su bebé recién nacido. Fue allí donde conoció el horror que se estaba viviendo en la casa de al lado, ya que un día captó por error la señal del aparato de las Mauerová y dejó en evidencia todas las crueldades que hacían. Esto impactó por completo a la familia, por lo que decidieron dar aviso a las autoridades de inmediato.
Rápidamente, los oficiales entraron a la casa y encontraron a los niños en la jaula, pero sólo uno de ellos sobrevivió y fue quien declaró todas las atrocidades que cometían su madre, su tía y la nueva integrante. En cuanto a las mujeres de la casa, éstas fueron detenidas y reconocieron lo que hicieron, pero aseguraron haber sido manipuladas por la joven.
Mientras que Barbora se salió con la suya, ya que cuando la policía ingresó al hogar se toparon con la pequeña que lloraba y pedía ayuda. Escapó de la situación haciéndose llamar Anika.
Una historia de terror que no tiene fin
Skrlová logró salirse con la suya y viajó a Noruega, donde se hizo pasar por un adolescente de 14 años. Pudo engordar varios kilos para su nuevo “personaje”, se cortó el pelo y se nombró Adam.
Allí encontró a una nueva familia que la adoptó, pero sus problemas en la escuela fueron los que la delataron. En paralelo, había una orden de captura internacional contra ella, por lo que su rostro no era difícil de detectar, puesto que se encontraba en todos los medios de comunicación.
Los profesores, al querer investigar más sobre este muchacho, se dieron cuenta que su cara coincidía con la del comunicado de la Policía Checa. A los días fue arrestada y regresó a su país.
Barbora pasó cinco años en la cárcel: apeló en 2011 y quedó en libertad el 11 de febrero de 2021 por su buen comportamiento. Se desconoce sobre su vida actual. En el caso de Klara, fue condenada a 12 años de prisión y Katherine, a 10; el hecho ocurrió en 2007, por lo que ya fueron puestas en libertad.