BUENOS AIRES (NA) — En la Puna salteña hay un paisaje que para muchos turistas se parece al planeta Marte: se trata del “Desierto del Diablo”, que se destaca por tener una paisaje árido extremo, tierra colorada y extraños picos de montañas que en algunas ocasiones hasta llegan a simular pirámides egipcias, lo que le da un encanto natural a este paraje inhabitado que está a 20 kilómetros de Tolar del Grande, el pueblo más próximo y que apenas cuenta con menos de 200 habitantes.
El Desierto del Diablo tiene una extensión de 80 kilómetros, está ubicado a 3.500 metros de altura sobre el nivel del mar y es considerado como uno de los rincones más extraños del país por sus contornos y colores intensos, que por momentos emulan a una pintura surrealista.
Este accidente geográfico se encuentra ubicado entre Salar de Pocitos y Tolar Grande, en un lugar remoto, con muy pocos insectos o animales que habitan la zona y una vegetación prácticamente inexistente. El clima en el verano es seco y la temperatura con facilidad supera los 30 grados, mientras que en invierno pueden llegar a registrarse -20 °C, por lo que la amplitud térmica es muy grande.
¿Cómo llegar al Desierto del Diablo?
El Desierto del Diablo está ubicado a 9 horas de Salta, por lo que es recomendable primero dirigirse a Tolar Grande para alojarse y pasar la noche allí. Se recomienda salir muy temprano para recorrer este lugar y contratar un guía o ir con un conductor profesional, porque el camino no está señalizado y es posible perderse.
Para llegar a este desierto hay que tomar la Ruta Provincial N° 7 desde Tolar Grande y recorrer 44,2 kilómetros, que en un auto tradicional se realizan en poco más de una hora. Un detalle a tener en cuenta es el combustible: en Tolar Grande no hay estación de servicio y la más cercana se encuentra en San Antonio de los Cobres, que queda a 216 kilómetros por camino de ripio.
¿Qué ver en el Desierto del Diablo?
El recorrido en auto por este desierto es de 1,3 km y en el trayecto se pasa por el Desierto del Laberinto, un camino zigzagueante por un desierto de dunas fósiles que tiene 10 millones de años y miles de picos de arcilla y cristales de yeso.