NEUQUÉN (ED). — “Quiero decir claramente que la ciudad de Neuquén va a trabajar fuertemente para que el gobernador electo, Rolando Figueroa, tenga una primera y una segunda excelente gestión”, dijo el intendente Mariano Gaido, al término de un encuentro que compartieron, este lunes, en el edificio municipal del Oeste. Y semejante expresión cayó como un balde agua helada en el MPN.
El motivo es simple. Gaido es el único que salió indemne (y hasta fortalecido) de la jornada electoral del 16 abril y las esperanzas de una eventual recuperación se depositaban principalmente sobre él. Pero arrojó la toalla cuatro años antes y se potenció la incertidumbre que ya anidaba en el partido provincial.
¿Es definitivo? Claro que no. El que lea a la política en forma lineal o en blanco y negro (despojada de la interminable gama de grises) correrá grandísimos riesgos de equivocarse. Pero hoy la realidad es esta. Y Figueroa habló de coincidencias que van más allá de lo estrictamente institucional.
Si no es Gaido habrá que ver quién se anima a levantar la bandera del partido que dominó el escenario de la política neuquina durante 60 años y que hasta formó a quien terminó derrotándolo.