NEUQUÉN (ED). — En la búsqueda de lógica para garantizar los días de clases, cosa que no es sencilla en la provincia de Neuquén, un grupo de diputadas provinciales propuso que las jornadas docentes se realicen fuera de los horarios de escuela. La propuesta es a todas luces razonable, pero lógicamente enfrenta la resistencia de quienes usan esas jornadas como excusa para no trabajar y embarcarse en el culto a la ronda de mates.
Con los paros de marzo (ni siquiera iniciaron las clases a tiempo), los de julio (contra el adicional que beneficia a los docentes que cumplen con su básica obligación de trabajar) y los que se vienen en agosto (ya con una cantidad de excusas absurdas) los sindicalistas de ATEN les arrebataron varias jornadas de clases a los niños de la provincia.
La sociedad está cansada, pero la respuesta a cada intento de mejorar la calidad de enseñanza y garantizar los derechos de los estudiantes, es un paro.
En los fundamentos de su proyecto, las diputadas Mercedes Tulián y Verónica Lichter (PRO-NCN), Gisselle Stillger (Arriba Neuquén) y Brenda Buchiniz (del espacio libertario Cumplir) explicaron que al realizarse en horarios de clases las jornadas “afectan directamente el desarrollo académico de los estudiantes”. La sociedad ve a esas jornadas como recreos para los docentes. Aquí también hay un razonamiento lógico: los padres y madres ven que, con su facilidad para el paro, los sindicalistas y activistas ponen en evidencia que no tienen demasiado interés por la enseñanza.
En su proyecto de declaración, las legisladoras propusieron que el Consejo Provincial de Educación (CPE) implemente “las acciones necesarias” a fin de que las jornadas reglamentaras por resolución CPE N° 844/91 se lleven a cabo en días horarios de la semana que no impliquen la suspensión de actividades escolares. Dijeron, además, que para el ciclo lectivo vigente se determinaron un total de ocho jornadas institucionales, más otras tres de carácter especial ¡Once! En el contexto de paros, huelgas y otras yerbas, parecen muchas.
