Fue la tarea que recibió su hija de séptimo grado en la Escuela Primaria 183. Muchos padres mandaron cartas de repudio al colegio. Pero como hay paro y jornada, recién tendrán respuestas el jueves.
NEUQUÉN (ED). — A la madre de una estudiante de séptimo grado de la Escuela Primaria 183 de Neuquén se le acabó la paciencia y compartió en redes sociales la insólita tarea que le dieron a su pequeña. Nada menos que un cuento militante, que parece escrito por referentes gremiales de ATEN para justificar lo injustificable, un paro edificado “flojito de papeles”.
“A mi hija en séptimo grado de la Escuela Primaria 183 le dieron hoy una clase militante con un cuento inventado y mentiroso”, reclamó. El relato narra con detalles bien adjetivados, los sufrimientos de una docente cumplidora que un día faltó por enfermedad y termina sancionada con el despido.
Mediante un posteo en X, la madre se cuestionó ¿a quién echaron por estar enfermo un día? Evidenciando una clara intencionalidad de sumar legitimidad al paro, un relato construido para confundir a las familias.
Los docentes neuquinos gozan de enorme privilegios, donde los suplentes de los suplentes siguen drenando recursos que engordan en la mayoría de los casos las arcas gremiales y en el peor de ellos, las campañas políticas de quienes usan la escuela para militar.
El Gobierno tomó el toro por los cuernos y con la Ley del Adicional buscó bajar el ausentismo. Salir de la zona de confort duele y molesta. También el tema puso en debate algo que el mismo diputado provincial Claudio Domínguez alertó y que apuntó directamente con los Institutos de Formación Docentes, la fábrica de donde luego caen al aula ya modelados.
A continuación compartimos el creativo cuento adoctrinador:
“María, es una docente muy dedicada en una pequeña escuela primaria, siempre se destacó por su compromiso, y pasión por la enseñanza. Era conocida por llegar temprano y quedarse hasta tarde para asegurarse de que sus alumnos entendieran bien las clases. Sin embargo, un día se despertó con fiebre alta y dolor corporal intenso, intentó levantarse para ir a la escuela, pero pronto se dio cuenta de que no podía mantenerse en pie. Decidió entonces llamar a la directora de la escuela, la Señora García, para informarle que no podría asistir ese día debido a su estado de salud.
La señora García, conocida por su rigidez en las normas, no recibió bien la noticia. Aunque María no había faltado nunca antes, la directora estaba molesta porque justo ese día se iba a realizar una actividad escolar importante. La política de la escuela respecto a las faltas era muy estricta, y sin considerar las razones de María, la directora decidió que su ausencia no era aceptable.
Al día siguiente, cuando María regresó a la escuela, la directora la llamó a su oficina. Con una actitud severa, le informó que su falta de asistencia era vista como una falta de responsabilidad y que la escuela no podía permitirse tener docentes que no cumplieran con sus deberes. A pesar de los esfuerzos de María por explicar su situación y mostrarle la gravedad de su enfermedad, la decisión ya estaba tomada.
María dejó la escuela con una profunda desilusión. No podía creer que un solo día de ausencia, causado por una enfermedad genuina, hubiera llevado a perder su empleo”.