SENILLOSA (ED) Nadie ayer quedó ajeno al inmenso triunfo de la selección argentina ante Países Bajos. A lo mejor, se sufrió tanto que el festejo posterior fue más prolongado y ruidoso.
En cada rincón del país hubo alguna manifestación. En los pueblos y ciudades los puntos de encuentro están históricamente establecidos, y hacia allí corren todos para dar rienda suelta a la locura.
Senillosa no quedó ajena a toda la algarabía celeste y blanca, y otra vez el pueblo se reunió en la plaza para celebrar.
Seguramente el próximo martes – si Dios, los once y el destino acompañan- la historia se volverá a repetir, cada vez con más pasión y más ilusión. Porque si el martes se gana, la copa estará a un pitazo de distancia.